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Los Sacramentos de la Iglesia
Los sacramentos de la Nueva Ley fueron instituidos por Cristo y son siete, Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, orden Sacerdotal y Matrimonio, estos sacramentos corresponden a todas las etapas del cristiano, dan nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe de los cristianos. Son etapas de vida natural y vida espiritual.
Los tres sacramentos de la iniciación cristiana:
Bautismo, Confirmación y la Eucaristía.
Los sacramentos de la curación:
Penitencia y Unción de los enfermos.
Los sacramentos al servicio de la comunidad.
El orden Sacerdotal y el Matrimonio.
Este orden no es el único posible, pero permite ver que los sacramentos forman un organismo en el cual cada sacramento tiene su lugar vital, en este orden la Eucaristía ocupa un lugar único.
Empezaremos hoy con el sacramento de Bautismo:
Bautismo: es el fundamento de toda la vida cristiana, es el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los demás sacramentos, por el somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la iglesia y hechos participes de su misión, el Bautismo también lo llamamos Don, porque es conferido a los que no aportan nada; Gracia, porque es dado incluso a culpables, porque el pecado es sepultado en el agua; Unción, porque es sagrado y real (tales como son los ungidos); Iluminación, porque es la luz resplandeciente; Vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; Baño, porque lava; Sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios. El Bautismo es el sacramento de la fe, es una fe que no es perfecta y madura, sino un comienzo que está llamado a desarrollarse, esa fe debe crecer después del Bautismo, la Iglesia celebra cada año en la noche pascual la renovación de las promesas del Bautismo, porque es la fuente de la vida nueva en Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana. El Bautismo, imprime en el alma un signo espiritual indeleble, el carácter, que consagra al bautizado al culto de la religión cristiana. El Bautismo hace de nosotros miembros del Cuerpo de Cristo “Por tanto… somos miembros los unos de los otros “(Ef. 4, 25)
Los sacramentos de la Nueva Ley fueron instituidos por Cristo y son siete, Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, orden Sacerdotal y Matrimonio, estos sacramentos corresponden a todas las etapas del cristiano, dan nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe de los cristianos. Son etapas de vida natural y vida espiritual.
Los tres sacramentos de la iniciación cristiana:
Bautismo, Confirmación y la Eucaristía.
Los sacramentos de la curación:
Penitencia y Unción de los enfermos.
Los sacramentos al servicio de la comunidad.
El orden Sacerdotal y el Matrimonio.
Este orden no es el único posible, pero permite ver que los sacramentos forman un organismo en el cual cada sacramento tiene su lugar vital, en este orden la Eucaristía ocupa un lugar único.
Empezaremos hoy con el sacramento de Bautismo:
Bautismo: es el fundamento de toda la vida cristiana, es el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los demás sacramentos, por el somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la iglesia y hechos participes de su misión, el Bautismo también lo llamamos Don, porque es conferido a los que no aportan nada; Gracia, porque es dado incluso a culpables, porque el pecado es sepultado en el agua; Unción, porque es sagrado y real (tales como son los ungidos); Iluminación, porque es la luz resplandeciente; Vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; Baño, porque lava; Sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios. El Bautismo es el sacramento de la fe, es una fe que no es perfecta y madura, sino un comienzo que está llamado a desarrollarse, esa fe debe crecer después del Bautismo, la Iglesia celebra cada año en la noche pascual la renovación de las promesas del Bautismo, porque es la fuente de la vida nueva en Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana. El Bautismo, imprime en el alma un signo espiritual indeleble, el carácter, que consagra al bautizado al culto de la religión cristiana. El Bautismo hace de nosotros miembros del Cuerpo de Cristo “Por tanto… somos miembros los unos de los otros “(Ef. 4, 25)
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